ENTRE DAR LA CARA, MAGAZINES Y ANDA CANTARLE A MAGALDI

Dar la cara

POR R.C.F.

Dar la cara, desde hace bastante tiempo, se ha convertido en una expresión gastada como tantas otras. Suele usarse como una declamación con rasgos heroicos, reclamando un cierto nivel ético. A veces se mezcla con la estética, se habla de “mostrar la cara”, la cara linda, como cosa favorable de progreso y distinción.
Nada más que declaraciones estentóreas, usadas en regates de ocasión. Suelen acompañarse de otro supuesto épico, de grandioso adjetivo, aquel que califica al actor principal como “el único”. O “los únicos”.
Tendríamos así un unicato, tal vez un dueto o, si fuera el caso un triunvirato, lo que resulte según el incidente – poco importa la cantidad – de los que se animan a esos nobles y deseados gestos.
Por ejemplo, en estos días Perotti y Javkin, esa sociedad transitoria designada por la errancia de los tiempos políticos, dieron la cara. Fue en el Monumento, ese templo que cada tanto será alquilado, mientras en forma permanente se usa como ágora popular mientras se incendian las islas. Supuestamente el tema era la seguridad.
Mientras tanto anoche, en cambio, tuvimos otra función. De corte complemente distinto claro. Donde un muy retocado Bermejo, puso a una gran cantidad de notables en posición favorable para usar la cara. También podría decir  de “hacer cara”.  Tuvimos la fiesta de los “magazines”, nombre de plástico barato, para más baratas situaciones. Oropel organizado, juntó a algunos venerables  haciendo pata ancha entre blondas señoras gordas, vendedores de autos, locutores en carrera política próxima, pelados y panzones señores, llovedores de alegria, emprendedores, mozos trajinados y diligentes, actores, escritores, detractores de la nación más, promesas y consagrados de la radio, el cine y la television. No faltó la infaltable retahíla de los muertos recientes. En fin, una caravana discrepoliana de “ti la voglio diré”, insuperable. Un conjunto de peluches marca faccia brutta, faccia tosta, mejor dicho faccia di cazzo.
Todos contentos, todos felices, la “revista” rosarina sigue con su curso anodino, hipócrita y sinsentido tras la “oscura y supuestamente vencida” pandemia. Todo fue a barbijo quitado. Allí también se mostraron, embarrándose en estiércol sin pudor, varios de nuestros prohombres que “se verán las caras” el próximo 14. No es cuestión de perder presencia y lugares. De votos se trata. Votos de mierda, por supuesto. Había que estar.
Así es como estamos. Sin destino, salvo el publicitario. Donde todos somos más o menos igualmente responsables. Donde la inmensa mayoría quedaremos haciendo señas como otro 14. El famoso penado 14, al que Magaldi le cantó:
“En una celda oscura del presidio lejano
El penado catorce su vida terminó.
Dicen los compañeros que el pobre presidiario
Murió haciendo señas y nadie lo entendió”.
Suponer que una gesta propagandistica comercial o una pasadita por el Monumento es dar la cara en un sentido genuino no es otra cosa que una finta, más o menos inútil, sino nociva. Donde los que estamos del otro lado, expectantes consumidores de pseudo noticias, irremediablemente moriremos haciendo señas.
En lo personal sólo me gratificó la belleza y buen gusto de la locutora de Telefe Rosario, vestida de color magenta. Bastante para estos tiempos de indigencia. Dado que casi seguro, como último recurso, escasamente nos queda la chance de ir a cantarle a Magaldi.

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