¿Qué está pasando con nuestro Planeta?

Por Oscar Monjelat

Desde hace unas semanas los grandes medios de comunicación dan cuenta de sucesos meteorológicos que impactan, por la ferocidad con la que supuestamente este Mundo está respondiendo a las agresiones recibidas, por parte de la civilización humana. Los mismos comunicadores que hacen brutal silencio ante el hambre, la sed, la muerte por guerras, por exilio, de millones de seres humanos, se escandalizan ante fenómenos naturales, totalmente previsibles, no evitables, pero si mitigables.

Quienes hacen alarde de conocimientos, dejan de lado lo más sensato, la investigación previa. La cuestión pareciera ser, cuanto más sensacionalismo, mucho mejor. Cuanto más se irradien razones para atemorizar, para mantener a la gente alterada, para desequilibrarlas, para quitarlas de su armonía, al parecer mejor se sienten. Vale la pena repasar algunos conceptos y tal vez adquirir otros.

La TIERRA, a quien mencionamos corrientemente como «nuestro mundo», en principio no es NUESTRO, y no solo es un mundo, hay infinidad de mundos contenidos en él.

A quienes rinden culto a la naturaleza, se ha tratado por todos los medios de exterminarlos. Se los trata de anti progreso, anti cultura, anti cualquier cosa, y contra ellos van todos los miserables intereses de quienes tienen en sus manos la bolsa que todo silencia, la bolsa del dinero.

Muy a pesar del discurso tremendista, quienes reconocemos en este MUNDO, la obra magnifica de un poder creador, vemos en lo que sucede un mensaje absolutamente distinto.

La Tierra, no es solamente un compuesto básico de polvo y agua, este mundo es un SER VIVO, en continua evolución, un CUERPO, un ALMA y un ESPIRITU trascendiendo. Millones de años evolucionando lo alejan de lo que los humanos pretendemos que sea. No devuelve en venganza el daño recibido, lo transmuta, lo transforma, lo eleva, lo supera. La Tierra, es lo más cercano a DIOS que alguien en su experiencia humana, tendrá cerca.

Nuestra civilización carece de las memorias que sí posee nuestro mundo. Miles de culturas se hallan enterradas bajo capas de arena, en las profundidades oceánicas, en los hielos del polo sur, en las selvas, en las montañas, aún aquí mismo bajo nuestros pies, con toda seguridad hallaríamos ruinas de antiquísimas poblaciones. Esto solo debiera llamarnos a reflexionar sobre nuestra existencia. A examinarnos. A no creernos el cuento de que somos la ÚNICA civilización humana que haya poblado esta tierra. No solo no lo somos, todos, estamos solamente de paso, un efímero paso.

Un corto paso, que puede ser realmente el más valioso de todos los que hemos dado transitando eones de reencarnaciones.

La TIERRA es ESCUELA para nuestro tránsito dotados de cuerpo físico. Lograr reconocer simplemente esto, ya sería un enorme avance en el camino de interpretar el porqué de nuestra presencia en este especial planeta.

Durante miles de años la naturaleza fue creando ambientes propicios para determinadas especies, especies que se adaptaron al medio, convivieron con el medio y lograron una simbiosis con otras especies que enriqueció al medioambiente. El único ser que a su paso destruye todo lo natural es el hombre. Y a él, según su particular visión, debe adaptarse el mundo. Es esta ceguera la que ha puesto a esta civilización humana, al borde mismo de su propia auto extinción.

Atrocidades tales como envenenar nuestras fuentes de agua, destrozar los pulmones verdes, contaminar el aire, asesinar a seres indefensos, están siendo vistas como tolerables, en pos de un supuesto progreso de la civilización. Nada más alejado de la conducta respetuosa que por siempre han mantenido las comunidades hoy tildadas de salvajes.

La TIERRA nuestro maravilloso mundo, no trabaja a favor de la especie humana, realiza constantemente una enorme obra de equilibrio de fuerzas.

Su tarea simplemente consiste en mantener una armonía justa, un mundo vivible, un ambiente acorde a cada forma de vida manifestada y en experiencia terrenal transitando. De ninguna manera esto significa que su accionar esté representando un peligro para la humanidad.

A las grandes sequías, les siguen grandes inundaciones, a fuertes calentamientos, les continúan fuertes enfriamientos, a tremendos vientos, plácidas calmas. Y entre todo esto, se halla el humano y su accionar, que desconoce que nada es para siempre, ni siquiera su insaciable codicia.

Pareciera que ser necio da algún tipo de rédito, y francamente nunca será así. Playas de arena, miles de kilómetros de costas marítimas, han sido «urbanizadas», ninguna especie terrestre las habitó nunca.¿ Qué hace pensar que el ser humano si? Hoy la queja es porque el mar cubre las ciudades construidas donde nunca tuvo que haber ciudades. ¿Progreso o estupidez??

Cerros, bien protegidos de la erosión pluvial por su vegetación, son socavados para placer de algunos, para humilde refugio de otros, talados sus arbustos, arrasados sus pajonales. Hoy la queja es porque el alud de barro enterró sus mansiones y sus ranchos. ¿Soberbia o desconocimiento??

Acuíferos subterráneos, reservorios de agua dulce, profundamente escondidos para el lento abastecer que beneficia a muchos, son desecados por bombas, para enriquecerse pronto, regando algunas cosechas. Hoy la queja es que los socavones se están comiendo sus tierras, los pozos se llevaron lo que parecía eterno.

En la inmensidad de las pampas, por el método de siembra utilizado, no queda tan solo un yuyo verde, todo es fumigado. No existe un mínimo reservorio de humedad, para que con ella pueda formarse una nube. Las sequías cada vez son más severas, las olas de calor más extensas en el tiempo.

Pronósticos agoreros se ciernen sobre nosotros. Algunos seudo humanos, comienzan a jugar ser dioses. El poder los ciega, el dinero los obnubila, el ego los ahoga y pretenden ser salvadores, cuando son los verdaderos destructores.

Es más simple la solución, está al alcance de cualquiera, es gratuita y para nada obligatoria. Nuestra especie debe saber que no está en posición de creerse una raza superior. Ir a planetas lejanos, traer piedras y planificar futuros emplazamientos humanos, mientras en este mundo el hambre arrasa y las guerras se plantean como soluciones, no solo equivale a ser ciego, sino pretender que esa ceguera es iluminación. El ser humano debe sanarse, conocerse, elevarse y trascender. Para esto no necesita nada más que mirar hacia su interior y reconocer su finitud. Nada traemos, nada nos llevamos. No es el camino, ni el objetivo de este tránsito, el poseer cosas, el negarle a otro una mejor vida, el someterlo. Es tan fácil, tan sencillo arreglar este mundo. Solo es necesario respetar el más alto principio de la vida, «hacerla mejor cada día». Y esto es para nosotros mismos, y para cada uno que se cruce en nuestro camino.

El mundo seguirá evolucionando y descartando civilizaciones que lo retrasen. Siempre habrá quienes en vez de aniquilar, prefieran cooperar, rescatar, acompañar, sostener y enriquecer, y con esos, tal vez pocos, despechados, aislados, maltratados, la TIERRA hará su mejor trabajo, el de reconocerlos y guiarlos! Es tiempo de elegir, elige bien, elige ser parte del BIEN!! Alfred Osmon. Espíritu en tránsito humano!!

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